La doctora en Psicología María José Soler invita a reflexionar sobre la casa como algo más que un lugar donde habitamos: es un espacio donde se proyectan nuestras emociones, vivencias y relaciones, y cuya configuración influye profundamente en nuestro bienestar y en cómo nos conectamos con los demás.
La casa de María José Soler es un espacio que irradia calma y calidez. En esta entrevista, comparte su visión sobre la importancia del hogar en la vida familiar, y cómo los ambientes, su interiorismo, diseño e iluminación, impactan en nuestra identidad y bienestar emocional.
-¿Qué representa para ti una casa más allá de ser un espacio físico?
- La casa tiene un valor clave en la vida familiar. No es solo un espacio físico, sino que es una proyección de la intimidad de cada uno de los que viven allí. La casa está cargada emocionalmente por las vivencias y experiencias de quienes la habitan, formando parte de lo que llamamos la biografía familiar. Las situaciones que ocurren en ella contribuyen a la identidad de cada miembro de la familia, tanto a nivel personal como grupal e histórico. Así, el hogar se convierte en un espacio privilegiado donde se dan vivencias importantes que nos constituyen como individuos.
- ¿De qué manera el diseño influye en la dinámica familiar?
- El espacio físico de la casa es emocional y simbólico, ya que allí se dan relaciones, pertenencias y, a veces, luchas por encontrar nuestro lugar. Es un escenario donde se comparten experiencias, y por eso, cómo trabajemos un hogar puede influir positiva o negativamente en la dinámica familiar. Existen hogares que promueven la conexión, la comunicación y el bienestar, mientras que otros facilitan sin querer el distanciamiento. Por eso, debemos pensar en los detalles que fomenten un ambiente familiar saludable.
-¿Qué tipo de ambientes crees que favorecen la unión familiar?
- Hoy en día se busca priorizar ambientes que nos unan, como las cocinas integradas, que permiten que la familia cocine junta o que, mientras alguien realiza tareas domésticas, pueda seguir conectado con quienes están en el espacio común. Esto invita a una convivencia más cercana, donde todos participamos y disfrutamos juntos. Sin embargo, también es fundamental que en el hogar existan espacios individuales. Todos necesitamos tiempo propio, un lugar para relajarnos y realizar actividades personales que nos gratifiquen.
-En cuanto a la decoración, ¿qué consideras esencial para lograr un ambiente armónico?
-Para mí, lo esencial es que la decoración refleje el estilo personal de quienes viven en esa casa. Es triste ver hogares que, aunque parezcan sacados de una revista, no tienen la impronta de sus dueños. Debemos atrevernos a incluir detalles que reflejen nuestros gustos, aunque no estén de moda. A algunas personas les gusta lo funcional y minimalista, como el estilo nórdico; a mí personalmente me encanta mezclar muebles con historia familiar, como un mueble que era de mi abuela, con decoraciones más modernas y algún toque de color que alegre el ambiente. Lo importante es que cada uno se sienta reflejado en su hogar.
-¿Qué papel juega la iluminación y el color en la creación de un espacio que genere bienestar?
-Considero prioritaria la iluminación natural, ya que da vida y luz al hogar. En cuanto a los colores, prefiero los tonos suaves, aunque me gusta introducir alguna nota de color que aporte alegría. Pero lo más importante es que cada persona busque su propio estilo y se anime a poner su impronta en su casa, para que, cuando se siente a observarla, sienta que ese hogar refleja quién es y lo que emocionalmente le es significativo.
